5 Hechos Fácil Sobre Devoción admirable de Los 7 Dolores que María Santísima Sintió en la Vida y Muerte de su Amadísimo Hijo Descritos

5 Hechos Fácil Sobre Devoción admirable de Los 7 Dolores que María Santísima Sintió en la Vida y Muerte de su Amadísimo Hijo Descritos

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¡Purísima Inmaculado y angustiada Raíz! Asombrado y condolido os contemplo al pie de la cruz en donde expiró para darme vida Cristo mi adorable redentor, bebiendo toda la amargura de su cruenta inmolación.

Alá mío, meditando vuestros dolores y los de vuestra Santísima Raíz, te ofrezco estas oraciones para vuestra veterano gloria, y pido me obtengas las gracias necesarias para cultivarse de Ella la conformidad amorosa con tu santa voluntad.

Todos hemos sentido el dolor en más de una ocasión; pero apreciar el dolor de la pérdida de un ser querido es un caso muy duro. Devoción a los siete dolores

¡Oh Raíz, tan afligida! Sin embargo que en la persona del apóstol San Juan nos acogiste como a tus hijos al pie de la cruz y ello a costa de dolores tan acerbos, intercede por nosotros y alcánzanos las gracias que te pedimos en esta oración.

La forma de rezar los siete dolores de la Inexplorado María es a través de una devoción conocida como «Rosario de los Siete Dolores». Este rezo se centra en meditar y reflexionar sobre los principales sufrimientos que la Doncella María experimentó durante su vida.

«Los defenderé en sus batallas espirituales contra el enemigo infernal y las protegeré cada instante de sus vidas.»

Apenas llegado el divino Isaac Cristo a la cumbre del Calvario, sitio destinado para el sacrificio de su infinito amor, cargado con el enorme peso de la cruz, llagado, cansado y sin aliento, sin concederle descanso ni alivio alguno, le arrancan los crueles verdugos la corona de espinas para retornar a hincársela luego con más crueldad; le quitan en seguida sus vestiduras, rasgando y abriendo más y más con esto las innumerables llagas y heridas de que estaba cubierto su santísimo cuerpo, le tienden sobre la cruz, le dislocan con la decano violencia sus miembros, le clavan de pies y manos en la cruz, y la enarbolan en presencia de Jerusalén, a pinta del gloria y de la tierra, para que sean testigos de su ignominia. A todo esto, estaba presente la desolada Doncella, origen del más grande y puro aprecio.

Sr. D. Francisco Javier Cereceda Colado Subdirector del Cuerpo y su distinguida parienta, escoltados de una amplia representación de Jefes y Oficiales del Benemérito Instituto, Vencedoró como todas las autoridades civiles y militares de la provincia. La catedral estaba llena de un conocido deseoso de ver la primera Coronación Gozqueónica de una dolorosa en Málaga. Se instalaron altavoces en las inmediaciones del templo conveniente a que éste ya estaba totalmente abarrotado. Mientras el Solemne Pontifical iba liberal, el Arzobispo de Granada dijo en un momento:

Estas cosas han sido dichas por Cristo y sobre Cristo en la Sagrada Antiguo testamento. Pero veamos ahora las evidencias de su divinidad, las cuales podemos clasificar en cuatro categoríTriunfador:

4. "Les atinaré cuanto me pidan, con tal de que no se Devoción admirable de Los 7 Dolores que María Santísima Sintió en la Vida y Muerte de su Amadísimo Hijo oponga a la adorable voluntad de mi divino Hijo o a la salvación de sus almas."

… ¡Ay! ¡con qué ansioso afán inquiriría en vano en aquel rostro sin figura los hermosos rasgos y la sin parejo belleza que fueron la destello y el embeleso de sus virginales ojos, el arrobo de los cielos y el encanto y la delicia de la tierra!

Para finalizar el Rosario de 3 cuentas, puedes hacer una breve oración personal de agradecimiento o pedir las intenciones que desees. Igualmente puedes terminar rezando el Salve Regina, la oración final tradicional del Rosario.

Tomo la resolución de nunca abandonar tu servicio y de inquirir con todas mis fuerzas, la honra y la cielo que te son debidas.

¿Quién de nosotros puede siquiera imaginar la magnitud del dolor que María debe haber estado experimentando en este momento de la vida de su hijo? Ella, unido con Jesús, tuvo que entregarlo todo al plan de Dios.